13 increíbles curiosidades en la Isla de Tambo
Descubrimos todos los misterios que envuelven a la joya de la Ría de Pontevedra, la Isla de Tambo. Y lo hacemos describiendo los principales atractivos naturales e históricos que la convierten en uno de los puntos de las Rías Baixas que más interés suscita a propios y a extraños. Tambo se localiza próxima a Combarro, Concello de Poio, de cuyo puerto salen las visitas organizadas hacia la isla.
La Isla de Tambo tiene una superficie de 28 hectáreas y alcanza los 80m de altitud en el monte San Facundo. Es ovalada y presenta forma piramidal con cubierta de arbolado, especialmente por eucaliptos. Por el lado sur tiene una pequeña península en dónde se haya el Faro Tenlo Chico. Cuenta con cuatro playas y tres pequeños embarcaderos. En el año 2002, el Ministerio de Defensa desafecta la isla y deja de ser un Arsenal y Polvorín Militar. Actualmente se está estudiando su incorporación al Parque Nacional de las Islas Atlánticas.
Las 13 curiosidades que no debes perderte en la ruta circular de la Isla de Tambo
1. Navegación y llegada al muelle principal
La salida se realiza desde el Puerto de Combarro. Se trata de un corto tiempo de navegación cuyas vistas no dejan indiferente a nadie gracias a la belleza de la Ría de Pontevedra, la costa de Marín, el mar de bateas y la hermosa silueta piramidal de la propia Isla de Tambo. Thalavo, Tanavo, Tamba, Tumba … hasta llegar al nombre actual, Tambo, cuya entrada se realiza a través del «peirao» principal construído en los años 60 por la Escuela Naval Militar de Marín. Institución usuaria desde 1942 hasta el 2002 debido a la desafección de la isla para usos militares por parte del Ministerio de Defensa.
Sabías que … La Isla de Tambo está cubierta al 95% por eucalipto. Fue plantado en los años 60 para hacer un paraguas vegetal para esconder las maniobras militares. También hay pino del País y bosquetes de laurel y planta ornamental. Aunque hay constancia de que existieron, al menos, cuatros manantiales en la actualidad sólo hay una fuente de caudal irregular. No hay animales mamíferos y cuenta con colonias de cuervos marinos, gaviotas y garzas. Sí resulta importante destacar la comunidad de salamandra, el eslizón tridáctilo y el lagarto hispánico.
2. La Duna Rampante de la Isla de Tambo
Poco después del embarcadero arranca la senda circular. Un camino forestal entre eucaliptos y alguna que otra especie floral endémica sirven de decorado hasta la vieja y ruinosa cantina construída en la reciente época de ocupación militar.
Un espacio de recreo en el que los altos mandos disfrutaban con sus familias. Y también de la playa. Un hermoso arenal en el que destaca una duna rampante, cuyas finas arenas son empujadas por los vientos del nordés ladera arriba. Todo un atractivo natural en la que se han llevado a cabo excavaciones arqueológicas y se ha encontrado un molino navicular del neolítico.
3. Ostrera del arenal este
Siguiendo la ruta circular y una vez pasada la cantina, se alcanza la playa de mayor tamaño de arenas finas y blancas. En uno de los extremos sobresale un muelle de mampostería que se adentra en las aguas de la ría. Fue utilizado por Eugenio Montero Ríos y su esposa Avelina Villegas hacia 1898, época en la que llegaron a ser propietarios de la Isla de Tambo (veraneaban en el Pazo de Lourizán, de Marín). En ese muelle atracaban las embarcaciones de la familia aunque ese espacio fue, en realidad, una «comboa» durante la época medieval propiedad de los monjes del Monasterio de San Juan de Poio. Lo usaban como un «recinto de pescado«. No obstante, Montero Ríos emprende un proyecto cuyo objetivo fue crear en ese espacio una «ostrera«, aunque sin demasiado éxito.
4. Edificio ruinoso del Destacamento Militar
Justo al lado de la playa con los restos de la antigua «ostrera» se vislumbra un edificio rectangular en estado de abandono. En otras palabras, en ruinas. Utilizadas entre los años 30 y 90, las instalaciones acogían turnos quincenales de hasta nueve soldados y un comandante. Cabe destacar, que han sido muchos lo vecinos de la comarca que han pasado por este lugar mientras hacían el servicio militar obligatorio. No había electricidad por cable así que se servían a través de un grupo electrógeno. El estado de deterioro se debe a actos vandálicos después de que los militares abandonaran la isla en el 2002.
5. Capilla de San Miguel
El siguiente recurso presente en la ruta circular de la Isla de Tambo es la Capilla de San Miguel. Obra datada en 1749 después de la visita de Frei Martín Sarmiento. El monje encuentra los restos de la capilla que había pertenecido al antiguo monasterio del s.XVI-XVII, perdido como consecuencia del paso del tiempo. Su advocación responde a San Miguel. Un santo muy venerado por los vecinos y vecinas de la comarca que cada 29 de septiembre se congregaban en la isla. Aunque se encuentra en estado ruinoso, en las paredes aún se distinguen enfoscados y encalados, probablemente de la época de las epidemias del s.XVIII.
6. El Lazareto de la Isla de Tambo
La historia de este lugar resulta impactante. Abrazado por la densa vengetación que lo acompaña el Lazareto es un edificio de 98m de largo con un buen número de huecos para ventanas y puertas. Su arquitectura es de inspiración francesa basada en la orientación norte-sur y un buen sistema de ventilación. El edificio contaba con capacidad para 100 enfermos y una fonda para los médicos. Este tipo de instalaciones sanitarias aparecen especialmente durante el s.XIX como barrera a todas aquellas epidemias que llegaban con motivo de los viajes de ultramar y las colonias del Estado. El Lazareto de Tambo estará en activo hasta el año 1879 debido a la presión de la sociedad de Pontevedra ante un posible contagio y a problemas de financiación, pues, el Lazareto de San Simón, en Vigo, era un referente económico en esta materia que hacía sombra al lazareto de la Isla de Tambo.
Sabías que … EL primer barco que llega a la Isla de Tambo con enfermos fue el Bergantín Isabel La Católica en 1865, cuando el Lazareto estaba aún sin inaugurar. El último en 1879, poco antes del cierre de la instalación sanitaria. En 1890, la ciudad de Pontevedra proyectó una cárcel para más de 500 presos aunque nunca llegó a materializarse.
7. El Polvorín de la Isla de Tambo
La construcción del Polvorín de Tambo es el realmente el objetivo por el cual el Ministerio de Defensa se hace con la isla a partir de los años 40 del s.XX. Se trata de una infraestructura de hormigón armado semioculta gracias a la vegetación tupida existente por todo su perímetro. Cuenta con 180m cuadrados en los que se almacenaba la munición utilizada para las maniobras militares décadas atrás. Su acceso se realiza a través de una rampa que conecta con un porche y éste con un pasillo que lleva al interior del polvorín rematado en forma de bóveda.
8. La Fuente de San Miguel
A pesar de que se cuenta que en la Isla de Tambo hubo hasta cuatro fuentes, lo cierto y verdad es que a día de hoy sólo existe una bautizada como la Fuente de San Miguel. Nombre de la advocación venerada en la capilla reconstruída en el s.XVIII. Se localizada en la parte occidental siguiendo el itinerario circular previsto para la visita de Tambo. El caudal de la fuente es muy irregular, especialmente en la época estival cuando las lluvias son menos frecuentes. En cuanto a la historia de este punto cabe destacar que ha sido una de las entradas por las que accedían los leprosos al lazareto aprovechando un muelle de madera de unos 4m de ancho instalado en el entorno de la fuente, donde eran rociados con sosa cáustica. Serán los militares los responsables de haber construído un depósito de agua y canalizarla a los edificios militares. Por último, cabe señalar que junto a la fuente, en la pared cortada para la colocación del muelle a finales de la época medieval se distingue una cruz esculpida en plena roca.
La historia relata que fue por el entorno de la Fuente de San Miguel por donde el pirata Francis Drake, en 1589, accede a la Isla de Tambo llevando por delante la vida de los monjes residentes, destrozando los edificios existentes y tirando al mar las imágenes religiosas. Alguna de ellas, como la Virgen de Gracia, recogida y venerada por los vecinos del cercano pueblo de Raxó, Poio.
9. El Tafoni de la senda circular
La copa del eucaliptal esconde varios grupos graníticos llenos de atractivo y curiosidad natural. Uno de ellos es el Tafoni ubicado en la parte sur de la isla. No solamente llama la atención por su dimensión sino por las formas agujereadas que le aportan una mayor singularidad. A unos 60cm bajo el tafoni se ha extraído ceniza por lo que todo apunta que ha sido utilizado por nuestros antepasados, quizás como un refugio o un lugar de culto.
10. La cantera y el mirador hacia las Islas Ons
La senda circular alcanza su punto de mayor altitud justo a su paso por los restos de lo que fue, en otros tiempos, una cantera ubicada en una vaguada formada como consecuencia de los derrumbes de las capas estratigráficas aunque todavía son visibles los puntos en donde se extraían los bloques de piedra. Ese mismo punto merece convertirse, por méritos propios, en un sorprenderte mirador con vistas sorprendentes hacia la desembocadura de la Ría de Pontevedra y la silueta de las Islas Ons.
11. Playa de Tenlo o de Poniente, Isla de Tambo
A poniente, y siguendo la ruta que bordea la Isla de Tambo, aparece la Playa de Tenlo. Se accede a ella descendiendo la caída de San Fagundo, caída formada por el derrumbe del terreno debido a la existencia de un canal de agua subterráneo. En el arenal se observan los borboteos del agua dulce. Como curiosidad, es posible observar las diversas capas que componen el suelo y el subsuelo de la Isla de Tambo.
12. Playa de Punta Adreira, Isla de Tambo
En el tramo final de la senda perimetral se muestra hermosa la Playa Adreira. Se trata de un pequeño arenal alejado de las miradas indiscretas. Este es el principal motivo por el que la comunidad evangélica la escoge en el s.XIX para realizar el bautismo por inmersión. Ritual que practicaban especialmente a altas hora de la noche.
13. Playa de Toralto y el Faro de Tenlo Chico
Como de un apéndice se tratara, el desvío que presenta la senda circular en la parte sur de Tambo, se dirige hacia un pequeño istmo arenoso que conecta con un promontorio rocoso sobre el que ha sido construído un faro. El istmo aparece en forma de playa, anegable durante las mareas vivas. Al contrario, cuando la marea está baja se puede alcanzar una furna de 12m de longitud. Desde la Playa Toralto arranca una rampa de hormigón que conduce hasta la base del Faro Tenlo Chico.
Cuenta la leyenda, que en la furna de la Playa de Toralto o en sus proximidades, el temido Pirata Benito Soto parece que ha hecho alguna descarga con parte de los tesoros sustraídos en los abordajes a los barcos ingleses con su barco el Burla Negra.
El Faro de Tenlo Chico es la infraestructura más visible y, quizás, la que más rápidamente se vincula con la Isla de Tambo. Su silueta está siempre presente en el corazón de la Ría de Pontevedra. Fue construído en 1922 siguiendo una arquitectura troncocónica con una curiosa escalera exterior en forma de espiral. Aunque su actividad comienza sirviéndose de aceites en la actualidad su luminaria funciona a través de energía eléctrica producida por placas solares.
La senda perimetral remata, después de un recorrido de 2,5 km, en el mismo punto de partido: el embarcadero principal. Nuestro consejo es que se planifique bien la visita y se formalice la reserva siguiendo los pasos que se indican en la web municipal del Concello de Poio : pulse aquí para cubrir la autorización y retirar los billetes de catamarán.
