Cualidades del Guía de Turismo
Todo guía persigue durante su carrera profesional un objetivo: la excelencia. En Guíate Galicia la formación es una prioridad para que nuestros guías turísticos, tanto en las Rías Baixas como en la principales ciudades y villas de Galicia, alcancen dicha excelencia en el desarrollo de su actividad para ofrecerle a nuestros clientes el servicio más profesionalizado, personalizado e interactivo posible.
Consideramos que el buen guía turístico no nace, sino que se hace. La experiencia de cada día permite aprender cada día un poco más sobre el comportamiento de los grupos, sus intereses y la forma de gestionarlos para que el cliente se vaya satisfecho.
Y todo esto no se estudia y aprende tan fácilmente. Al margen de los conocimientos teóricos, cualidades y/o aptitudes innatas y de dominio de idiomas que requiere un guía de turismo para ejercer su actividad, hay una serie de cualidades en el aspecto práctico que ayudarían mucho al guía a estar bien preparado para “enfrentarse” a cada visita. Aquí van algunas de ellas que entendemos como fundamentales:
Saber orientarse
En el entorno que se enseña. Parece obvio, pero no siempre se conoce a fondo el espacio geográfico que se visitará (en ocasiones tan sólo se conocen las vías principales a recorrer durante la visita), por lo que conviene ir ampliando el conocimiento del lugar, para tener en el archivo algunos itinerarios alternativos.
Capacidad de improvisación
Y de reacción. Museos cerrados por actos imprevistos, colas inesperadas, calles cortadas, ruido de ambiente y de tráfico… Hay que saber reaccionar. Una buena práctica es realizar el recorrido previsto para la visita el día anterior, para evitar imprevistos o prepararlos con los medios técnicos al alcance.
Paciencia.
Mucha paciencia. El guía encuentra gente de todo tipo y grupos con intereses diversos, por lo que habrá de ejercitar esta virtud en muchas ocasiones. Al fin y al cabo el guía local tiene la ventaja de que suele pasar con el grupo un tiempo breve (varias horas, o como mucho una jornada), cosa que no ocurre al guía de ruta.
Educación
Obvio y deseable en un trabajo que se desarrolla de cara al público. Combinada con la ya explicada paciencia, son una buena fórmula para que la relación del guía con el grupo se desarrolle de forma tranquila.
Buena forma física
¿Por qué no? Aunque no sea necesario, sí que ayuda. El guía ha de caminar durante horas, controlando a un grupo, utilizando la propia voz a volumen alto y luchando contra los elementos (calor, frío, viento, etc.) No viene mal estar en buen estado de salud para no perder la sonrisa.
Acogida
El guía de turismo es un embajador del lugar visitado. Muchos visitantes no se relacionan con la población local, por lo que van a llevarse como única impresión la forma de tratar el guía al grupo. Si se han sentido acogidos y bienvenidos por este, hay mucho ganado.
Capacidad de adaptarse
En ocasiones no coinciden el interés del guía por mostrar a fondo el lugar visitado y la motivación del visitante o del grupo, por lo que conviene saberse adaptar en el discurso. Además, la adaptabilidad se refiere también a circunstancias como horarios, precios o ubicación de los lugares a visitar, no siempre tan cómodos como se desearía.
Puntualidad y adaptar tiempo
La puntualidad en una visita guiada permite aprovechar al máximo el tiempo y que el cliente se vaya satisfecho. Lamentablemente, para ello en ocasiones habrá que sacrificar algunos elementos de la visita, pues sobrepasar el tiempo contratado también podría percibirse negativamente por el grupo.
Saber compartir el espacio con otros guías
En ocasiones el guía trabaja en entornos turísticamente saturados, por la presencia de numerosos grupos o por disponer de un espacio reducido (acera, plaza, esquina…). En estos casos la empatía, el compañerismo y la comunicación ayudan a una cierta coordinación entre guías de modo que se facilite la tarea y el grupo no perciba tanto esa saturación.
Capacidad de hacer nueva cada visita
Es fácil que el guía se canse de realizar las mismas explicaciones y recorrido. El antídoto es tener siempre en cuenta que para cada grupo sí que es la primera visita. Así que ante público nuevo, nuevo entusiasmo por lo que el guía va a enseñar. Y si se varía ligeramente el discurso cada vez, aún mejor. Ni aburrir, ni aburrirse.
Y una cualidad más de regalo: sonreír y ser positivo
No se trata de ser falso, de mentir al visitante o de ocultarle información, sino de hacerle disfrutar de lo positivo de la visita o del destino que visita. Si hay algo negativo, que sea él mismo quien lo descubra y no el propio guía.
Estas son algunas de las características que presentan nuestros guías de turismo. La excelencia es nuestra principal seña de identidad y el llevarla a cabo el compromiso para con nuestros clientes.