El Pazo de Lourizán y sus Jardines Históricos
A escasos 4 kms de Pontevedra se encuentran el Pazo de Lourizán y sus Jardines Históricos. Una finca formada por 52 hectáreas esconde uno de los tesoros botánicos más valiosos de las Rías Baixas envolviendo la historia y los prestigiosos hechos que han tenido lugar en el Pazo de Lourizán y sus Jardines Históricos durante épocas pasadas de mayor gloria y relevancia política.
Una mirada al pasado
La historia del lugar se remonta a hace algo más de 500 años cuando en estas tierras existía una antigua granja justo en el lugar actual del Pazo. En el siglo XVII el Rey Carlos II crea el Marquesado de Sierra otorgándoselo a Don Fernando Antonio Pablo Mariño de Lobeira Andrade y Soutomaior, un importante señor descendiente de la poderosa familia de los Altamira (nieto por parte de padre) y también nieto de la familia Andrade-Soutomaior por parte de su abuela materna. Por este motivo pasó a denominarse como la Granja de Sierra o el Pazo de Sierra.
Durante los siglos XVIII y buena parte del XIX la Finca de Lourizán fue alternando propietarios, empresarios y comerciantes como Francisco Genaro Ángel o Buenaventura Marcó del Pont. Sin embargo, la época de esplendor comenzó con la compra de la propiedad por parte del político y jurista Don Eugenio Montero Ríos y su esposa Avelina Villegas Rubiños en 1879 por unas 85.000 pesetas de la época.
Don Eugenio Montero encarga al prestigioso arquitecto Genaro de la Fuente, natural de Valladolid y muy conocido por sus relevantes edificios en la ciudad de Vigo, Poio, Mondariz o Gondomar; la construcción de un gran pazo de veraneo, el Pazo de Lourizán.
El diseño del Pazo de Lourizán parece sacado de una novela de Jane Austen ambientada en plena campiña británica.
La época del esplendor del Pazo de Lourizán y sus Jardines Históricos
El Pazo
Sería a partir de finales del siglo XIX cuando Don Eugenio y su familia pasarían largas temporadas en su Pazo de veraneo rodeados de vegetación y bellas vistas hacia la Ría de Pontevedra. Los propietarios adquirieron varias fincas alrededor del pazo hasta llegar a la extensión actual de la finca. Ordenarán la construcción de unos bonitos jardines de estilo romántico justo en la fachada principal del Pazo de Lourizán. El cuerpo del edificio está constituido por planta baja, dos pisos y tres torres con alas laterales. Una impresionante escalera imperial custodiada por estatuas neoclásicas de mármol blanco (representan las virtudes de la justicia y la prudencia) lleva hasta la terraza de la puerta principal personalizada con las iniciales de sus propietarios ( E-Eugenio y A-Avelina). El conjunto de la fachada más espectacular del Pazo de Lourizán cuenta con frontones triangulares y el blasón representativo del jurista Montero (el libro de las leyes), reloj entre pilastras, grandes vidrieras, balcones, cúpulas con mansardas de estilo francés, la preciosa crestería de cinc paralela a la línea de la techumbre pizarrosa y los óculos en las torres laterales. Un pazo de imagen misteriosa símbolo de todo un período que acogería las élites empresariales, religiosas y políticas del momento. Por ello, es fácil pensar que en los salones del fastuoso pazo se negoció en 1898 el tratado de París, por el cual se cedieron las últimas tierras coloniales: las islas de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam.
El Pazo de Lourizán no está abierto al público. La estructura requiere de un intenso proceso de restauración aunque ello no implica el dejar de disfrutar de una de las mejores obras del romanticismo, modernismo y del neoclasicismo del finales del siglo XIX. A través de sus vidrieras aún se percibe la elegancia propia de los eventos sociales de la época gracias a los techos con frisos de escayolas, los suelos de maderas nobles o las espectaculares escaleras de caracol hechas en forja.
Las sensaciones que transmite el Pazo de Lourizán invocan a la magia, a la superstición o al misterio. Es fácil de sentir aunque muy difícil de explicar.
A principios de los años 40 la Diputación de Pontevedra adquirió la propiedad y la convirtió en lo que en la actualidad es el Centro de Investigación Forestal de Lourizán cuya función consiste en la protección, conservación y mejora del patrimonio forestal de Galicia (la Escuela de Capataces Forestales, el Centro de Investigación y la Estación Fitopatolóxica do Areeiro).
El Jardín Histórico
Creando un mundo único de especies autóctonas y exóticas, el Jardín Histórico de Lourizán es el resultado de más 130 años de plantaciones, cuidados y ampliaciones. Así pues, al jardín romántico de la época de Don Eugenio Montero y Avelina Villegas debemos añadir la incorporación del arboreto a partir de 1951 hasta componer el denominado el Parque de las Rías con una gran variedad de especies nacionales y sobre todo internacionales junto al curioso estanque de las truchas.
Otra las partes más recientes del Jardín Histórico de Lourizán es el Parque de las Comunidades. Se trata de una parcela cuyo objeto es la defensa de los derechos de la naturaleza y para ello en 1993 fueron plantados 91 árboles de 47 especies diferentes (4 árboles mínimo por Comunidad Autónoma) con incorporaciones en el año 2000 y 2003.
Durante el recorrido por el conjunto arbóreo y ajardinado, entre senderos, escaleras y rampas; van apareciendo antiguas construcciones integradas en el paisaje aunque resultan de la herencia de la vieja granja como el palomar almenado del siglo XVII, el molino y el lagar o el hórreo de 16 pies y su era de malla.
De la época del Marquesado de Sierra (sXVII-XVIII) quedan auténticas joyas en perfecto equilibrio con su entorno: las Fuentes del Torno, del Patio y la Concha (sXVIII). Dadas las sensaciones que despierta, destaca la fuente romántica de los Espejos (finales del XIX) de la época de Don Eugenio y Avelina así como el extraordinario invernadero modernista de hierro forjado. Aunque si algo hay que no pasa nada desapercibido es la enorme mesa imperial (y su pérgola de forja) de 6m de largo cuya piedra fue traída desde la pequeña isla que existe en el interior de la Ría de Pontevedra, la Isla de Tambo.
Apunte de las especies arbóreas más sorprendentes …
Se trata de un extenso recinto cerrado, cuya fachada principal luce una hermosa valla y portal modernista, formado por diversas terrazas adaptadas a la propia orografía del terreno en las que se distinguen más de 1.900 variedades de especies autóctonas y muchas otras exóticas.
Algunas de las especies que forman el Jardín Histórico de Lourizán y que resultan frecuentes en diversas zonas del mismo son las magnolias, rododendros, helechos, castaños de Japón, araucarias de Brasil, robles y plátanos americanos, palmeras chinas, olmos de Holanda, avellanos, viñas, … aunque una especie llama la atención: (sea por lo que representa para los gallegos o sea por los colores que nos dejan sus capullos) las camelias. El Jardín cuenta con varias calles o zonas en las que disfrutar de las más de 300 variedades plantadas en Lourizán, hecho que motiva que forme parte de la popular Ruta de la Camelia de Galicia.
Atiendiendo a su historia, antigüedad o majestuosidad algunas de las especies forman parte del Catálogo de Árbores Senlleiras de Galicia (Catálogo de Árboles Singulares de Galicia) lo que las convierte en únicas y por ello es recomendable destacar algunos de los ejemplares más sobresalientes:
- Araucaria de Australia de 130 años y 30m de alto.
- Sófora China y Corea de 130 años y 7,30m de alto.
- Cedro del Líbano de 130 años y 30m de alto.
- Sequoya Americana Roja. 62 años y 43m de alto.
- Camelia Japónica. Se data de 1887 y con sus 20,5m de alto la convierte en el ejemplar de su especie más alta del mundo.
- Alcipreste de Japón. 130 años y 35m de alto.
- La Metasequoya China.
Mención especial merece esta especie considerada un «fósil viviente elevada a rango de monumento natural» por su singularidad y por lo que ha supuesto para la supervivencia de la especie. Hoy cuenta con 35m de alto y 83cm de grosor a 1,30m del suelo. La Metasequoya de Lourizán a sus 70 años está considerada como el ejemplar de mayor edad y mejor conservado de Europa. En el año 2016 el Pazo de Lourizán y sus Jardines Históricos presentaron al concurso «Árbol Europeo del Año» la Metasequoya obteniendo el premio y reconocimiento a 2º Mejor Árbol Europeo.
La Metasecuoya China tiene en su haber una bonita historia de lucha y superación. Hacia 1941 se redescubre un ejemplar vivo (hasta ese momento se creía una especie extinguida) en China. Tras su descubrimiento un grupo de científicos consiguió distribuir sus semillas entre las principales instituciones botánicas europeas y americanas para garantizar la supervivencia de la especie. Y ello, a pesar de la difícil coyuntura histórica, en plena 2ª Guerra Mundial y la contienda entre la China Comunista y la Nacionalista. En 1947 llegaron a Lourizán 11 semillas a través del naturalista español Luis Ceballos -conseguidas vía Nueva York- y entregadas a Fernando Molina, director e impulsor en aquel momento del Centro de Investigación Forestal. Él fue quien las plantó en 1951 y, afortunadamente, de las 11 sólo una semilla llegaría a germinar. Un ejemplar con su propia lucha de superación.