Galicia y sus Bosques Encantados
Los bosques autóctonos gallegos constituyen el principal atractivo del país gracias a la gran variedad y biodiversidad de las especies que los forman. Esta es al principal característica para que puedan ser denominados «Fragas» siempre y cuando no haya habido intervención de la mano del hombre para su creación y su crecimiento haya sido espontáneo a lo largo de historia.
Una Fraga se caracteriza por su espesura, por la abundancia de especies con mucho ramaje que impiden que la luz del sol llegue hasta el suelo, manteniendo de esta manera la humedad y la temperatura de manera casi constante, permitiendo la vida de un sin fin de especies del reino vegetal y animal, es un ecosistema de alta biodiversidad.
Galicia es una tierra donde abundan las leyendas y la magia, sostenidas por los misterios que esconden estos microclimas húmedos, cargados de bruma y niebla.
Según la altitud de la zona y las condiciones del suelo, el árbol dominante en una fraga puede ser el carballo (el roble), conviviendo con otras especies como los castaños, acebos, espinos, laureles, perales y otros árboles frutales silvestres o los alcornoques.
Lo que permite la formación de las fragas gallegas es la cantidad y calidad de sus ríos con corrientes de agua caudalosas, junto a las que además, en las riberas húmedas y sombrías crecen y se conservan una amplia colección de líquenes, musgos y helechos, algunas incluso de gran tamaño que representan unas de las joyas mas valiosas de estos bosques.
Especies destacadas en los bosques de Galicia.
Estos bosques autóctonos o fragas están con frecuencia muy fragmentados en pequeñas parcelas combinadas con otras de matorral, praderías, cultivos agrícolas y repoblaciones forestales, formando un paisaje agroforestal, conformando un mosaico de notable valor.
La actividad humana prehistórica e histórica, menguó cuantitativa y cualitativamente los bosques naturales gallegos, permitiendo que solamente llegasen a nuestros días, una escasa representación de estos con frecuencia bastante deteriorada. Por otra parte la alta productividad forestal que representa un gran potencial económico de muchas comarcas gallegas, propició la repoblación forestal, principalmente con especies foráneas de rápido crecimiento, dando lugar a la formación de masas arbóreas artificiales, que caracterizan el paisaje gallego en extensos territorios. Los bosques o masas más importantes son de castaños (Castanea sativa), los pinares (Pinus pinaster, Pino sylvestris o Pino radiata) siempre dejándole el trono al forestal de Galicia: el «Carballo» (Quercus robur), recibe también los nombres de roble pedunculado, por tener las flores femeninas y roble auriculado, debido a que presenta unas características aurículas en la base de la lámina foliar. Esta especie está presente en toda la España eurosiberiana, pero es más abundante hacia el oeste. Es un árbol que puede alcanzar los 40-50 m. de altura, de temperamento robusto y no muy exigente en fertilidad edáfica, pero requiere terrenos húmedos y profundos, por lo cual se localiza preferentemente en los valles y laderas suaves.
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