Hórreos, Símbolos y Misterio
Los Hórreos
En la Galicia tradicional existen diversos elementos etnográficos que caracterizan a sus gentes, sus costumbres y por ende sus formas de vida. Entre esos elementos debemos destacar los cruceiros, petos de ánimas, molinos … y aquel que por su importancia social y por su destacada función a lo largo de la historia, adquiere un mayor protagonismo cultural: los hórreos.
El hórreo es la construcción realizada por el hombre después de largo tiempo observando la forma de almacenar, secar y conservar el grano, el cual exige una buena ventilación, aislamiento y protección de la humedad, además de un adecuado sistema de defensa contra insectos, roedores y pájaros.
Existen distintas formas de hórreos: redondos, cuadrados, octogonales, rectangulares y hasta en forma de “L”.
Por los materiales utilizados en su construcción los hórreos pueden ser: de varas, madera, piedra y mixtos.
La forma del mismo y los materiales empleados dependían del grano que se iba a almacenar (porque no solo almacenaba maíz sino también trigo, centeno…), del clima de la zona, de la cantidad de grano, la fantasía del constructor y los medios económicos de los que se disponía.
El origen de esta clase de construcción no está determinada, aunque existen documentos muy antiguos en los que se hace referencia a ellos.
Aunque creemos que la antigüedad de cada uno de ellos viene determinada en la frase dicha una y otra vez por los dueños: “Yo siempre lo recuerdo ahí”.
Las partes más relevantes de un hórreo son: tornaformigas, soportes, tornarratos, dinteles, claros, penales, pinches, tejados, sobrecenas y adornos (cruces y turulecos).
Destaquemos los adornos de los techos
Una de las partes más destacadas que merecen mención a parte son los remates que adornan los techos de los hórreos. Estos remates están más trabajados que el resto del hórreo y tienen muchas formas: cruces y remates cónicos, piramidales o pináculos, que son los remates más comunes, situados uno en cada extremo de la techumbre del hórreo; y otros como círculos, campanarios, ánforas, representaciones de animales, cálices…
Las cruces tienen distintas formas y detalles. Los remates cónicos varían también mucho según una zona u otra.
Es probable que tanto la cruz como el cono cumplan una misión más que estética en el hórreo. Dado que los hórreos son anteriores a la instauración del cristianismo se cree que el cono o pináculo, posiblemente cumpla una función de protección y advocación del granero hacia viejas creencias y así, sin saberlo, se ubica sobre la techumbre un símbolo fálico; reminiscencia del culto a la fecundidad de la tierra entre los primeros pobladores. En relación con este tema, Castelao afirmó que se trata de un elemento simbólico, de una invocación a una deidad ya desaparecida en el cielo, pero que dejó huella en el subconsciente místico de las gentes del rural, que trajeron del paganismo al cristianismo el símbolo de fecundidad.
Como ha pasado siempre con la Iglesia, cuando llegó intentó cristianizar todos los símbolos paganos existentes, así pues, en los hórreos se situó en contraposición al pináculo, la cruz, para conseguir con ella una protección divina de la cosecha.
Si preguntamos a la gente sobre este pináculo nos hablan de una función protectora contra el rayo, las meigas y el demonio.
Sea como fuere, la función histórica y social del hórreo ha sido de vital importancia para el pueblo gallego. Es como un elemento identificador. Es pura historia viva, pura leyenda.