Mejillón de las Rías Gallegas
Tradición Histórica
La vinculación de Galicia con el mejillón de las Rías es un hecho del que se tienen noticias ya en el siglo VIII a.C. Las primeras poblaciones celtas en Galicia aprovechaban la baja mar para hacerse con un rico menú de mariscos, como lo demuestran las grandes cantidades de conchas de mejillón y otros moluscos encontradas en el exterior de sus aldeas fortificadas (castros). En el siglo V d.C. el consumo de mejillón se extiende cara el interior de la Galicia romana.
En el siglo XVIII, desde las Rías Gallegas, se expedían con destino a la corte de los Austrias pequeños barriles de ostras y mejillones, sumergidos en “escabeche real”, para ser consumidos por la nobleza en la Cuaresma. El regidor de Santiago de Compostela, Don José Cornide Saavedra, ya decía del mejillón que “su carne después de la ostra es la mejor”. En esta época no existía un cultivo en sentido estricto, el mejillón procedía de parques o zonas determinadas sujetas a un régimen de concesión que ostentaban algunas familias.
La experiencia siguió extendiéndose y ganando importancia y en el siglo XIX comienzan a producirse las primeras experiencias de cultivo. Don Paz Granells cita en 1869 que en Carril (Ría de Arousa) los mariscadores habían convertido los antiguos viveros de ostras en mejilloneras.
Durante las primeras décadas del siglo XX se intensificaron los intentos de conseguir un cultivo estable en cercas o estacas. Pero no es hasta los años 40 cuando se inicia el gran desarrollo de la miticultura gallega, cuando el propietario de “Viveros del Rial”, que llevaba tiempo intentando criar mejillones sobre estacas, cambia de método y decide intentar el cultivo de mejillón suspendido.
En 1945 se fondea en la ría de Arousa la primera batea. Este prototipo poseía un único flotador en forma de cubo hecho de madera que soportaba un entramado también de madera donde se colgaban unos pocos metros de cuerda de esparto crudo. Los esperanzadores resultados conseguidos por este pionero de la mitilicultura gallega hicieron que instalara al año siguiente 10 bateas en la “escollera” del puerto de Vilagarcía de Arousa. En 1949 se inician los fondeos en la ría de Vigo; en 1954 se extienden a las localidades de Cambados, O Grove, Bueu, Redondela y Pobra do Caramiñal; un año más tarde se instalan bateas en la ría de Sada y finalmente en 1956 en la de Muros.
Así fue como a mediados del siglo XX con el desarrollo de la actividad se pasó de la simple recolección a un cultivo puntero en el mundo de la acuicultura, convirtiéndose en pilar de la economía de muchos ayuntamientos costeros y propiciando el fomento generalizado del consumo de este marisco hasta hoy en día.
Estos años iniciativos fueron testigo de las continuas innovaciones de las estructuras, de los métodos y de las prácticas de cultivo. Los cajones de madera fueron recubiertos de cemento para aumentar la seguridad y alargar su vida útil, aumentó el tamaño del emparrillado gracias a tirantes de cable metálico que ayudaban a soportar la estructura, algunos productores adoptaron viejos cascos de barcos como sistema de flotación. Con posterioridad, las cuerdas de esparto fueron reemplazadas por las de nailon y la incorporación del acero y del poliéster con recubrimiento de fibra de vidrio en el sistema de flotabilidad permitieron mayor vida útil, seguridad y rendimientos de cultivo.
Hoy en día el Mejillón de Galicia cuenta con el distintivo de DOP que ofrece un valor añadido al producto y protege la sostenibilidad del sector que genera un enorme efecto arrastre en el fomento de inversiones en activos de empresas transformadoras (conserva, congelado, pasteurizados) y comercializadoras (depuración, centros de expedición), en empresas auxiliares (astilleros, calderería, construcción de ribera, cordelerías), en el sector servicios (actividades financieras, asesoramiento legal y laboral) y en el desarrollo de centros de creación de conocimiento (investigación, control, monitoring, formación).
Prueba de su calado en la sociedad son las numerosas fiestas y romerías dedicadas al mejillón, alguna de ellas con más de treinta ediciones.
Biología del mejillón
El Mejillón de Galicia (Mytilus galloprovincialis) es un molusco bivalvo que presenta una característica forma longitudinal de hacha, en punta y gruesa en el extremo anterior, y larga muy afilada en el posterior. Su concha está formada por dos valvas iguales de carbonato cálcico, cubiertas externamente por una capa de color negro azulado, donde se pueden observar unas líneas concéntricas denominadas estrías de crecimiento.
Por lo que se refiere a su aspecto interno, la vianda tiene habitualmente un color anaranjado, aunque hay individuos que presentan un color más blanco. Con todo, estos colores son más intensos que los de los mejillones procedentes de otros lugares, debido a las excepcionales condiciones, en cantidad y calidad, del fitoplancton de las rías gallegas.
El Mejillón de Galicia se alimenta por filtración, aprovechando el fitoplancton que se encuentra en el agua del mar. Su capacidad de filtración es excepcional, llegando a filtrar hasta ocho litros de agua por hora.
En cuanto a la reproducción, el Mejillón de Galicia es un animal de sexos separados. Machos y hembras echan sus gametos al mar, donde se produce la fecundación. Las larvas producidas hacen vida pelágica durante unas semanas mientras completan su desarrollo, y luego se fijan a un sustrato mediante unos filamentos denominados biso, unas fibras que crea el mejillón por secreción natural de una proteína que se endurece en contacto con el agua.
Esta particularidad natural del mejillón es aprovechada por los mitilicultores gallegos para fijarlo a las cuerdas que cuelgan de las bateas, para conseguir así un producto de la máxima calidad, con un elevado rendimiento en vianda y libre de arenas y lama. En estado silvestre, el mejillón habita en las rocas del litoral pero no se permite extraerlo (salvo la semilla en los períodos regulados) ni comercializarlo.
Hola!! me pareció muy interesante este artículo. Me gustaría saber en que fechas del año o en que fiestas se consumen especialmente los mejillones según la tradición gallega.
Saludos desde Caracas, Venezuela
Buenas tardes Enrique. Muchas gracias por leernos al otro lado del charco. El mejillón es plato muy recurrente para los gallegos, prácticamente se puede disfrutar de él a lo largo de todo el año y cocinas de diferentes maneras aunque lo más extendido es al vapor. Durante el verano se celebran fiestas para su exaltación y suele ser servido en cualquier evento familiar como entrante. Un fuerte abrazo.